Cuando me encuentre

Tengo recuerdos color sepia,

con sabor a colacao, nocilla y pettit suisse.

Tengo los pies pequeños, las ganas de piscina, la ilusión de mar y la risa de un niño.

Un sol que roza cemento y resbala por mis rodillas pintadas de aventuras infantiles de bicicleta y patines.

Tengo veranos enteros vestidos de una sola anécdota que atesoro muy adentro.

Porque así es la memoria, caprichosa y arbitraria, cita recurrente con el pasado que extrañamos.

Tengo un rincón en León donde la tierra les hace libres, flores en Galicia que huelen a su risa y un olivo cada día más lejano que lleva su nombre.

No sé las promesas que ellos se hicieron de pequeños, ni siquiera si soñaron con la vida que llevaron.

Si alguna vez pensaron en conocerse porque se unieron a través de los nietos en un futuro que no imaginaron.

¿Creyeron poder descoser nudos a besos? ¿Cambiar historias ya escritas? ¿Estar a punto de reventar el corazón de tanto amor o afrontar las desgracias que nubes negras hicieron caer sobre su espalda?

Como si les oyera hablar en el respiro que me atrevo a dejar escapar con su sombra nostálgica, me preparo para cada acontecimiento que nos aleja en el tiempo y el espacio.

Porque aunque ya no hay hueco para sus canas, arrugas y manchas de piel, jamás lo habrá para el olvido. Ellos asoman desde donde estuvieron para encarnar el alma que les piensa.

Almendras, hortensias, costumbres, guisos, sus gafas, manos arrugadas, ojos que se cierran con la risa sin contener, un mes de marzo, abril, junio y enero que han deshecho una historia de apellidos cruzados, Los Panchos, María Dolores Pradera, Rocío Dúrcal y las tradiciones que revivo para que su aliento regrese a la casa que ya no habitan.

Se escapan lágrimas que libero por su falta, hace demasiado que no nos vemos.

Confío en la grandeza de volver a vuestras raíces cada vez que sonría, porque voláis conmigo a donde yo viaje con los hombros descubiertos y si suena vuestra voz, germina un hogar de cualquier lugar.

Todos llevasteis mi caricia sobre vuestras manos entrelazadas, mi beso más sincero en vuestra mejilla fría y un latido que os honrará siempre.

Solo podré encontrarme si vuestro recuerdo baila sereno con mi presente.

A mis abuelos,
los cinco que tuve y los cinco con los que la vida me hizo ese trueque de calor en el corazón y luces en el cielo.

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Cristina Peñalosa dice:

    Una pequeña parte de tus recuerdos son míos también, pero no es sepia su tonalidad sino que están llenos del color de las rosas de El Capricho.
    Hace mucho que no escucho la risa de ese niño.
    A veces veo a la tía Pilu en mis sueños.

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    1. Yo recuerdo en sepia y calor… Y las rosas del Capricho siguen dando su olor de verano.
      Buenos sueños, querida Cristina. Cuando vuelvas a verla, le das todo el amor de mi parte ❤️

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  2. Cristina Peñalosa dice:

    Así lo haré.

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