Cuando la luna besa el mar

Cuando la luna besa el marCon el mar acariciando mi cintura, el sol rozando mi cara, la brisa rizando mi pelo, los brazos en jarra y la sonrisa impasible, pienso que no le puedo pedir más a la vida.



Con la siguiente ola retando mis pies, mi cabeza me traiciona y el pensamiento nace. Y podría pedirle mucho más… Que fuera Sandra la que disfrutase de la vida y de su madre y no yo. Que ella pudiera ver la luna desde la playa y no bailara sobre ella.

Podría pedir que la vida siguiera en orden para mí y no tan desajustada. Que mi rutina de alma tuviera el corazón en calma.

Que mis veranos supiesen a la leche helada de mi abuela mientras mi abuelo toma la sombra en su silla… y no al duro golpe de su ausencia.

Pero el universo ofrece otra oportunidad. La vida regala los ingredientes y la felicidad es como una tostada de queso y miel. Completa pero instantánea y efímera y con una combinación deliciosa de lo dulce y lo salado con lo crujiente y lo suave.

En este momento dispongo de harina y calor. Queda trabajar la masa y tostarla con tiempo. Luego vendrá el queso con el toque perfecto y los años le pondrán la miel. Quizá tenga que volver a esperar y amasar de nuevo.

Aquí estoy, Universo, mientras me mandas los ingredientes de tu receta vital me tomo mi cerveza de aperitivo. Prometo cuidarme de los dolientes vaivenes de tu baile para recomponerme con tus trazos de dibujos de colores. Tú también, de vez en cuando, sabes a pan con queso y miel…

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Jairo Marcos dice:

    Muy bonito María.

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  2. Pier dice:

    Muy chulo.

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